París

OH LA LÁ … PARÍS
En 2011 fui en modo escapada relámpago a París: 3 noches y dos días. Mucho para hacer en tan poco tiempo!!!!
La noche de la llegada, cual turista 100% , lo primero que quería hacer era ver la Torre Eiffel, así que cené en un barco para hacer la tan ansiada recorrida por el Sena y tener un pantallazo de todos los puentes y de la majestuosa Torre; creo que ambos deben verse tanto de día como de noche.
A pesar del poco tiempo, sabía que entre lo que no quería perderme era el Palacio Versalles… y si bien eso me llevó casi un día entero, valió la pena!!! Además … “Siempre nos quedará París”, como bien le dijo Humphrey Bogart al despedirse de su gran amor, Ilsa Lund, personaje de Ingrid Bergman cuando ella parte de Casablanca con su marido.
Ir a Versalles creo que puede llevar todo un día para disfrutarlo completo, yo lo hice en medio día, porque como bien les dije, estaba contrarreloj.
Ni bien llegar, su fachada es imponente y demuestra por qué es uno de los complejos arquitectónicos monárquicos más importantes de Europa, que recibe nada menos que a más de siete millones de turistas al año.
Hay que recorrer el palacio por dentro, perderse en sus jardines y sentirse un verdadero miembro de la realeza.
La foto en la fuente, es la que represente al Rey Sol (Luis XIV) que se hacía comparar con Apolo, al cual le dedicó una sala en el palacio.
Como no hay tiempo, volvemos a recorrer los puentes: y en la ciudad del amor y la luz, cómo no arrancar por el puente de los enamorados: Pasarela Léopold Sédar Senghor (también conocida como Pasarela de Solferino). Las leyendas del por qué los enamorados dejan los candados son muchas: una incluso es que el primer candado lo puso un cerrajero para aumentar los ingresos de este oficio… y la gente lo fue imitando.
Recorrer los puentes que atraviesan el Sena, debería ser leído en la Lonely Planet, ya que yo sólo les voy a mostrar tres: uno lo acabamos de ver, y sin dudas otro de mis preferidos es el Puente Alejandro III, uno de los puentes más largos de París, declarado primero monumento histórico y luego Patrominio de la Humanidad por la Unesco.
El tercero que comparto con ustedes es el Pont Neuf o Puente Nuevo, que contrariamente a lo que su nombre indica, en realidad es el puente más antiguo de París.

No se puede ir dejando de entrar por cuanta iglesia se encuentre en el camino. Ese día, ya agotados y muertos de hambre. … necesitábamos cenar. Algo que en París no es un problema, pero terminamos en una rotisería, de la que lamentablemente no retuve el nombre, donde tan sólo al llegar, y dado que cerraban pronto, nos deslumbramos con todo lo que ofrecían en su vitrina y la frase “uno de cada uno” (no me pregunten cómo logramos que eso se entendiera, ya que el parisino es bastante cerrado respecto al idioma; creo que es preferible hablar en español que en inglés), dio resultado y comimos de todo, a buen precio y con calidad premium. Acá les dejo una imagen… mi cara de cansada pero feliz demuestra lo que fue el día.

Día dos: Comienzo desayunando en el Café Du Theatre, para recorrer esa zona imperdible y artística.

Ahora sí…. Cómo no continuar por la Torre Eiffel y sí o sí subir a ella???

Después de esto… resulta obvio que nos estaba faltando otro básico. El Museo del Louvre, el que se puede recorrer en un día completo, pero nosotros lo hicimos rápido por tres motivos: no teníamos tiempo como les vengo contando; ese fin de semana resultó ser en Francia feriado el lunes por lo que era fin de semana largo y estaba lleno de turismo local con filas interminables para entrar y porque , admitámoslo, no soy una entendida del arte… me gusta lo que me gusta, lo que conozco su historia, lo que me llega por algún motivo, por eso me detengo ante varias imágenes, pero puedo pasar de largo varias otras. Lo sé! Un desperdicio para los artistas. Pido las disculpas del caso.

Habiendo hecho una mínima parte de los obligados, quería ahora sí dedicar la última parte del día a lo que más me gusta: recorrer sus calles sin sentido alguno, sin buscar nada concreto, teniendo la libertad de ver, detenerme y disfrutar aquello que simplemente me conmueva de alguna manera. La comida los conmueve?? Bueno, a mí sí, debo admitirlo, así que comer siempre es parte del plan: acá una de mis tantas elecciones callejeras.

Terminamos pero sólo por hoy, porque , citando nuevamente a Bogart: “Siempre quedará París”.





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